El próximo Lunes arranca el penúltimo mes del 2011 y la pregunta que se impone hacer es: ¿a dónde caraxos se fue el año? No sé si a ustedes les haya pasado pero a mí entre que me encontraba haciendo propósitos de Año Nuevo y el día de hoy no parece haber más que un parpadeo. El tiempo vuela y ahí viene el caótico Diciembre en el que hasta los planes más férreos se ven trastornados por la búsqueda de regalitos, las visitas inesperadas, las posadas de la chamba y las fiestas con los cuates.
Por eso Noviembre tiene un valor especial: quizá esta sea nuestra última chance de lograr algo de lo que nos propusimos el 1 de Enero y que se fue olvidando en el diario tráfago de nuestros días.
La verdad es que cambiar no es tan complicado: basta repetir consistentemente una conducta 24 días para crear un hábito. El problema es que cuando inicia el año queremos cambiarlo todo de golpe y porrazo (este año voy a enflacar, hacer ejercicio diario, ahorrar más, ser más amable, leer más y etc, etc). Pero intentar cambiarlo todo a la vez no funciona y en dos semanas estamos de regreso en nuestra zona de confort: la dieta rota, la credencial del gimnasio olvidada, el libro acumulando polvo, y el genio a tope.
Y llega Noviembre y comenzamos a vislumbrar que haber pospuesto esos cambios que tan alegremente emprendimos en Enero, tiene su costo: estamos igual o peor que hace un año y se comienza a formar la idea en nuestra mente de que el “año que viene SI vamos a cambiar”… Nomás deja que pase la Navidad. Y vuelta al eterno retorno: otro año, otros propósitos, otros fracasos.
Locura, diría Einstein, porque locura es esperar diferentes resultados siguiendo año con año el mismo proceso. Así que ¿por qué no aprovechar el penúltimo mes del 2011 para hacer un experimento? Tomar UNO (sólo uno) de los propósitos que nos hicimos en Enero y perseguirlo consistentemente a lo largo del mes de Noviembre. A diario. Sin excusas. 30x.
Y es que no se trata de redimir toda la mediocridad del año en un mes. Se trata de agarrar vuelito para el año que entra. ¿Que no vas a bajar los 20 kilos que te propusiste? Baja 3 y ya es ganancia. ¿Que no te va a alcanzar para correr la maratón de NY? Corre 5Ks o 2, o los que te alcancen. Corre diario un mes: tu condición te lo agradecerá y si el año que entra tendrás mejores elementos para fijarte metas. ¿Que no te va a alcanzar para ahorrar los mil pesos? Ahorra cien. Lo importante no es el resultado, sino el ir creando el hábito.
Yo en 2011 no voy a escribir el Best-Seller que quería. Pero en exactamente 6 días y 13 horas voy a participar en el NaNoWriMo (National Novel Writing Month) con el propósito de escribir 2,000 palabras diarias y tener un borrador de 50,000 palabras a fines de mes. Si el resultado es bueno, ya tengo material para trabajar en el 2012. Si no, a otra cosa mariposa.
Porque lo cierto es que lleguemos o no a la meta a la que nos propusimos, el esfuerzo de intentarlo nos enriquece. Y yo no sé ustedes, pero yo prefiero invertir las últimas semanas del 2011 tratando de lograr algo que me es importante, que derrocharlos picándome el ombligo y esperando que llegue otro año para -ahora si- ponerme las pilas para cambiar…
¡Carpe Diem! -recomendaba el viejo Epicuro- ¡Aprovecha el día hoy!
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