Allá por 1726 cuando traer reloj de bolsillo comenzaba a ser una moda, cuando los relojes sólo tenían dos manos y no marcaban segundos, ni milisegundos, ni nanosegundos, los habitantes de la Isla de Liliput descubrieron que el dios de Gulliver era un tirano.
Aquél gigante que a los Lilliputenses se les antojaba todopoderoso cargaba su peculiar dios en el bolsillo y “jamás hacía nada sin consultarlo”: el dios le ordenaba cuando levantarse, cuando comer, en qué momento trabajar y cuando descansar.
El dios de Gulliver era exigente y estaba perpetuamente enojado: apenas consultar su ceñudo rostro de cristal, el gigante se daba cuenta que iba tarde, que nunca alcanzaría a cumplir todo lo que el dios ordenaba…
Allá en los albores de la época Moderna, con esta maravillosa metáfora Jonathan Swift develaba una de las características de nuestro tiempo: la prisa y la tiranía del reloj a la que todos estamos sujetos.
Como Gulliver tenemos demasiado que hacer, demasiados lugares a donde ir, demasiada gente que ver, demasiado entretenimiento…
Lo que perdemos
Cantidad por calidad
Hoy hacemos muchas cosas, pero disfrutamos muy pocas.
15 responde a “El dios de Gulliver”
-
Muy enriquecedor, muchas gracias.
Me gustaMe gusta
-
Hola Maricarmen! Muchas de nadas…
Me gustaMe gusta
-
-
Me encanta que estes de nuevo con nosotros. No sabes lo que te disfruto!
El dios de Gulliver, mos trae de la gamarra. Buena tarea de reexion nos dejas. Gracas ClaudiaMe gustaMe gusta
-
Gracias Mayita! Hay que botar los relojes de vez en cuando! Mando Abraxo para tí y para Jaime!
Me gustaMe gusta
-
-
¡¡Claudiaza!! Pero ¿por qué nos abandonaste tanto tiempo? ¿En qué o en dónde te fallamos? No dejes por favor que la inteligencia -poca o mucha- el corazón y el alma nuestra se transofrmen en desierto. Supongo, a modo de consolación, que tu ausencia se debe a que algo grande has cocinado -o al menos bebiste de las fuentes insondables de la inspiración divina- y que pronto nos harás partícipes de ello. Y si decides no participarnos tus hallazgos, al menos sigue por favor alimentando la esperanza de que la inteligencia, la generosidad y la sabiduría existen, y que a fuerza de reflexionar y razonar como tú lo haces, un mundo mejor -sin la clase de “líderes” que actualmente nos rodean por todos lados- es en verdad posible.
Recibe por favor un abrazo afectuo. Gracias por seguir compartiendo lo que piensas. Creo que a muchos nos ayudas a ver mejor y más lejos.
Me gustaMe gusta
-
Mi muy querido David,
Un placer para mi compartir mis piensos por esta vía. El abandono se debió a un transtorno neuronal llamado Heidegger. Me trae de un ala con eso de que me está enseñando a pensar… si vaya o no a salir algo grande no lo sé, pero quizá nuestro mundo no necesite más cosas grandes sino más bien recordar las pequeñas, que es lo que intento en este blog. Mando un fuerte abraxo hasta tus latitudes. Claudia.Me gustaMe gusta
-
-
No obstante, la puntualidad se ha perdido. Ese respeto a los demás y a la responsabilidad, ya no se da. “Despacio que estoy (o voy)de prisa”. Un afectuoso saludo (con calma y serenidad)
Me gustaMe gusta
-
Hola Ed! Pero la impuntualidad es también culpa del dios de Gulliver: queremos meter tantas cosas en el día que nos vamos comiendo un minuto aquí y otro allá y con esos minutos se va la serenidad para atender al otro en tiempo y forma. Abraxo de boomerang!
Me gustaMe gusta
-
-
Gracias por tus palabras…se reciben con necesidad.
Me gustaMe gusta
-
Gracias Francisco!
Me gustaMe gusta
-
-
Claudita, que razón tiene tu artículo!!! Ese afán de ser multitask hasta al psicólogo me llevó! Ups!!! Creo que lo más difícil es establecer nuestras propias prioridades, como ya nos lo has hecho ver en otros artículos, y de allí, ir hacia adelante. Pero, cuando quiere uno hacer de todo, acaba, como bien lo mencionas, no disfrutando ni asimilando nada bien, lo ves borroso, como ese tren que va a toda velocidad y no te deja admirar el paisaje,excelente analogía!!! Buenísimo tu artículo. Saludos!!!
Me gustaMe gusta
-
Gracias, Tocayita. La prisa creo yo es la enfermedad del siglo. La felicidad, como nos dijo mi compadre Ari, no consiste en invertir nuestra energía en muchas cosas y acabar haciéndolas mal, sino elegir unas cuantas hacerlas bien y disfrutar el proceso. Te veo en la noche!!
Me gustaMe gusta
-
-
Claudia, me pasa que al leerte me voy ya sintiendo más ligera (de equipaje, de tiliches, de presiones, de la esclavitud de la prisa), y veo por los comentarios anteriores que a las y los demás les pasa algo parecido y que te hemos extrañado en ese Zoológico que nos invita a vivir más sabrosamente nuestra humanidad. Te agradezco tus convocatorias a reflexionar, a no dejarnos embaucar en la cultura fast, en darle un giro de luz y de paciencia a nuestros días.
Me gustaMe gusta
-
Mi Obispa, con esta cultura fast a veces hay que aprender a poner freno de mano. En eso andamos. Mando abraxo!
Me gustaMe gusta
-
-
Querida Claudia, otro artículo mas, pero aunque he dejado de hacer cosas, me doy cuenta que lo faltante no es tiempo sino calidad y profundización sobre ese tiempo,
Me gustaMe gusta
Search
Más Recientes:
Frase del Día
“El individuo siempre ha tenido que luchar para no ser absorbido dentro de la tribu. Si lo intentas, te sentirás solo y muchas veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser dueño de ti mismo“
– Friedrich Nietzsche
Dejar un comentario