Hace un par de semanas les compartí lo que bien puede ser la frase más importante de la filosofía occidental (exageré, exageré): “La esencia de la verdad es la libertad”.
Espero que en este tiempo le hayan dado muchas vueltas a esa frase y que les haya quitado el sueño. Porque si no fue así -si durmieron como lirones pese a conocer el secreto mejor guardado del pensamiento occidental- ya valió todo su esfuerzo por seguir esta serie, pues significa que han estado leyendo, más no practicando.
Y, como diría Schopenhauer: esperar ser mejor nomás leyendo es tan insensato como querer convertirse en artista hojeando un manual de pintura (es decir, si no mueves la neurona por tu cuenta, yo -como Juanga- “no puedo hacer ya nada por tí, ya nada por tí, ya nada por tí).
El caso es que Heidegger no está solo en eso de exigir podar prejuicios como paso previo al pensamiento. El Tao Te Ching inicia exactamente con la misma recomendación: “Para penetrar en el sútil corazón de las cosas olvida los nombres, los conceptos, las expectativas, las ambiciones y las diferencias”.
Es decir, para aproximarnos a la verdad, primero tenemos que reconocer que nuestras percepciones intelectuales (nombres y conceptos) y volitivas (ambiciones y expectativas) no le hacen justicia a la riqueza de la realidad, sino que la moldean a “imagen y semejanza” (o sea, si soy carpintero, no veo el maravilloso árbol que tengo enfrente sino sólo la madera y lo que puedo hacer con ella).
Así que si queremos experimentar el mundo holísticamente (en su totalidad e interconexión) es preciso realizar lo que Lao Tzu llama el Wu Wei (no intención) y Heidegger llama Gelassenheit (dejar ser) o, lo que es lo mismo: aprender a ver el mundo sin imponerle los conceptos y expectativas del ego (¡Utz….!).
Y eso, que tan fácil se dice, requiere un complejísimo proceso de adiestramiento espiritual o moral para aprender a ver de otro modo: un Tao (camino, método o estilo de vida) cuyas tres virtudes principales son las que más escasean entre nosotros, los moradores del siglo 21:
1. Generosidad para retroceder ante el otro, abdicar de nuestros prejuicios e ideas preconcebidas y brindarles a los demás un espacio y un silencio donde puedan mostrarnos su riqueza interior (calladitos nos vemos más bonitos).
2. Paciencia para acompañar al otro, tratarlo a fondo y crear ese ámbito de confianza donde se sienta libre para mostrarse tal cual es y para hacernos sus confidentes (bella palabra que remite a ser partícipes de lo confidencial, lo secreto, lo que no se comparte con todo mundo).
3. Humildad para reconocer los límites de nuestra comprensión, para hacer eco de aquel “yo sólo sé que no sé nada” y darnos cuenta que, pese a todos nuestros conocimientos, es siempre más lo que ignoramos y creemos saber del otro que lo que realmente sabemos.
Generosidad, paciencia y humildad. En pocas palabras, el Dao de Occidente es encogerse uno mismo -intelectual y volitivamente- para darle más espacio al otro, para dejarlo tener la última palabra sobre su ser (que sea el árbol quien me diga lo que es y cómo es, no yo al árbol). Estas tres virtudes son necesarias porque al final sólo quien calla puede escuchar, sólo quien retrocede, invita; y sólo quien deja espacio puede acoger la riqueza del otro.
Pensar en este sentido no es la actividad fría de la razón cartesiana; pensar así es una forma privilegiada de amar la vida y el mundo, un abrazar que no es otra cosa sin tener al otro cerca del corazón y, a la vez, respetar su libertad: “Pensar -dice Heidegger- implica abrazar la esencia de las cosas. Donde abrazar a una cosa o persona es amarla, favorecerla. Pensar así es otorgar al otro su esencia como un regalo, dejarlo florecer y mostrarnos el silencioso poder de lo posible que en él habita”.
Paradójicamente -como veremos en el próximo capítulo- quien es capaz de encogerse a sí mismo mediante la generosidad, la paciencia y la humildad, no sólo recibe más de lo que da sino que también recibe el regalo de propia esencia o, lo que es lo mismo, se hace plenamente humano.
Ahí piénsenle…
Mi estimada Claudia, nos hablas mucho sobre Heidegger, ¿qué nos puedes decir sobre su supuesta afiliación nazi?. Un saludo.
Me gustaMe gusta
Hola Ed (Long time no see!). Sin duda es un tema controvertido: Habermas afirma que toda su filosofía está teñida de nazismo por su apoyo al Partido en 1933-34 (que no hay que olvidar era cuando todavía eran bien vistos en Inglaterra y Francia). Sartre siempre lo negó y su discípulas Arendt y Blochmann (judías) lo defienden contra cualquier antisemitismo. Arendt lo vio en 1946, lo perdonó e hizo lo imposible por divulgar su obra en EU. Blochmann fue ayudada a escapar de Alemania por Heidegger. Mi posición: Heidegger “usó” a los nazis para llegar a rector de la Universidad y se unió al partido por insistencia de Elfriede su esposa, pero muy pronto se dio cuenta que la cosa no iba por ahí, renunció a la rectoría en 1934 y se apartó por completo de la política y cualquier trato práctico con el nacional-socialismo (de hecho, como miembro más prescindible de la Universidad, en 1944 fue enviado al frente a cavar zanjas anti-tanques). Por lo demás, comparto la opinión de Carmen Zavala cuando escribe: “el pensamiento de Heidegger nos dice que no debe haber una ética específica y que no se le debe decir a otros lo que deberían hacer. Si a esto le agregamos que dice que debemos tomar al desocultamiento tal como se nos presenta, tenemos ya una idea aproximada de lo que nos propone: Retirarse del mundo mundano. No meterse en política.” Creo que eso es especialmente cierto de su obra tardía y la razón por la afinidad de su pensamiento con el Tao (que específicamente recomienda no aspirar a puestos públicos). Te recomiendo la entrevista con su hijo Hermann en http://bibliotecaignoria.blogspot.com/2007/12/hermann-heidegger-nazismo-amantes-y.html Saludox!
Me gustaMe gusta
Estimada Claudia, ha sido una absoluto gusto leer ya dos libros tuyos. Un primer texto que una prima me regalo fue “la filosofía de la existencia” y de verdad que me ha servido muchísimo para entender muchos conceptos. La manera clara y coloquial con que expones las cosas aproxima mucho a tu lector a ideas que no suelen ser muy bien explicadas por otros autores. El segundo texto que estoy casi terminando es “del renacimiento a la modernidad” y me haz aclarado muchas cosas que después de leerme muchos textos no lograba integrar bien.Considero que tu labor de pensar la realizas maravillosamente y nos contagias a otros que de manera mucho mas modesta estamos intentando andar por el mismo camino.
Un gustazo tremendo el leer a una autora mexicana con tanto talento.
Al igual que tu me declaro profundo admirador de Heidegger, y yo ademas de Sartre, quizás esté desfasado pero en mi vida personal están teniendo a hora mismo una resonancia tremenda estos autores.
Mil gracias por tu trabajo.
Me gustaMe gusta
Hola Fausto!! Muchas gracias por tus palabras y me da enorme gusto que los libros te vayan aclarando algunas cosas. Para mi es siempre un enorme placer saber que voy avanzando en la tradicion de Ortega y Gasset de convertir el jardin amurallado de la filosofía en un parque publico que todos podamos disfrutar. Y si, me parece que estos autores van siendo aquilatados de nueva cuenta por sus aportes a la reflexión cotidiana, tras el escandalo que supuso la publicación original de su filosofia. Mando abraso desde Mexico.
Me gustaMe gusta
Muchisimas gracias mi estimada Claudia. Efectivamente, no me ves, pero sigo gozando de tus escritos. Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Claudita:
Que difícil no meterse en la vida ajena verdad? o es mi persepción? Sobre todo en la vida de tus seres queridos. Hasta que punto escuchar SIN opinar, sobre todo en el caso de los hijos? Hasta que punto dar esa libertad, a un joven puberto que no mide a veces las consecuencias de sus actos (bueno, si la madre, o sease yo, muchas veces no las mido)? Para mi, en esos casos, el manejo de la libertad para llegar a la verdad, se me hace lo MÁS difícil. Es un sentimiento tan fuerte, tan grande, y sin embargo, entiendo que a veces debe uno dejar que ser caiga y muy fuerte para que alcance esa verdad. No se si me explico, te enredé más? ups, sorry =)
SALUDOS, see you
Me gustaMe gusta
Tocaya,
Complejo eso de no meterse en la vida de los otros, pero creo que mas que no meterse es no tratar de controlar. Digo, se puede estar al pendiente, acompañar, escuchar pero luego ya vienen todas las expectativas que tenemos de los demas y nuestro ego se empeña en hacerlos a “imagen y semejanza” de lo que imaginamos. Siempre he creido que el caso de los hijos es algo distinto en el sentido que se tiene la obligacion de guiarlos, especialmente cuando están chicos y no miden muchas de sus decisiones. Pero creo tambien que como adultos podemos discernir lo que es importante que hagan de lo que es simplemente capricho nuestro y guiarlos con amor -que hace que la “intromisión”- casi ni se sienta. En fin, el tema da para mucho! See you tonight in class!
Me gustaMe gusta
Utz….esto si esta complicado querida maestra!! Easier said than done!!! Es como dejar de ser uno mismo para poder entender al otro…como desnudarse de si mismo no? Es posible que uno pueda realmente llegar a lograr esto? Por lo pronto tratare de aplicar mis humildes conceptso de generosidad, humildad y paciencia.
Me gustaMe gusta
Easier said than done indeed! Creo que “encuerarse” de prejuicios es posible (no facil pero si posible) aunque desgraciadamente toda nuestra cultura occidental le ha dado rienda suelta a su contrario! Con ir practicando las 3 virtudes ya vamos en camino, lo demás son estudios superiores!!
Me gustaMe gusta
Claudia Martina de Heidegger, me declaro también admirador de este alemán fuera de serie. Desde luego basado en lo poquito que conozco de él y su obra, mucho de lo cual te lo debo a ti. Respecto a lo de su filiación nazi, he leído muy diversas opiniones. La pregunta que me asalta (ahora que están de moda los asaltos) es la relativa al argumento -o mejor dicho pseudo argumento- que según recuerdo se llama “ad hominem”: la falacia que descalifica el argumento de una persona no por el argumento en sí, sino por lo que la persona es o parece ser o ha hecho o dejado de hacer. ¿Aplicaría al caso de Heidegger o de Nietzsche, ambos acusados por diversas personas de haber establecido o apoyado los fundamentos del nazismo? En otras palabras, aun suponiendo que ambos filósofos promovieron de algún modo los principios del nazismo, ¿anula ello sus argumentos o propuestas sobre la “verdad” y conceptos relacionados que ellos proponen? Por otro lado, otra pregunta que queda abierta para una tarde cervecera sería: ¿fue lo mismo el nazismo teórico que el práctico -algo similar al socialismo teórico y práctico, o al cristianismo, o tantos “ismos?
Por lo pronto, sigo picadísimo con tus escritos y con algunas lecturas tratando de comprender -y aplicar lo comprendido- a Herr Heidegger.
Te saluda con todo su ser y con su tiempo limitado,
David Martini (a ver si con este nuevo apellido me inspiro y algo se me pega)
Me gustaMe gusta
Mi querido Martini,
Pues si, sería un ad hominem salvo que en el caso de Heidegger su filosofía pre-1936 si habla de cosas políticas (algunas cosas como regresar a los bosques y exaltar la voluntad de levantarse se pueden leer de manera nazi -aunque yo siempre pienso que los nazis de 1936 no son los de 1938-45 y que todavía en 1938 Inglaterra y Francia veían en Hitler un gran estadista con el que se podía dialogar). Después de su breve participación en el nazismo (1933-34) en la filosofía de Marty se habla de una Kehre o vuelta, y se desentiende por completo de las cosas mundanas, por lo que esta filosofía tardía difícilmente se ve teñida o descalificada por el nazismo. Nietzsche es OOOOTRA historia, el pobre hombre se quedó en coma en 1889, año de nacimiento de Hitler, y no puede ser responsable de las MALAS interpretaciones que se hicieron de sus tesis (en especial la del Superhombre que nada tiene que ver con racismo o violencia sino con atrevernos a vivir por nuestro código de valores). Mando abraxo desde mi ser y mi tiempo…
Me gustaMe gusta