Camina Solo

El próximo Miércoles 30 de Enero se cumplen 65 años del asesinato de Mohandas Karamchand Gandhi. Bautizado por el be-the-changepoeta bengalí Rabindranath Tagore como “Mahatma”, Gandhi ha sido -sin lugar a dudas- una de las almas más grandes de la Humanidad.

Un hombre -según muchos- destinado a cambiar el mundo.

Y sin embargo, dicen los que saben, Gandhi no estaba destinado a cambiar nada. Si llegó a encabezar la independencia no violenta de 400 millones de almas y se convirtió en el santo laico del Siglo 20, fue porque así lo decidió.

Todo inició en la estación de tren de Pietermaritzburg, un poblado a medio camino entre Durban y Pretoria en Sudáfrica. El joven temblando de frío en la sala de espera de la estación en esa una noche fría de 1893, parecía una tortuga en un caparazón ajeno.

Cada que el frío sacudía su cuerpo, el flamante egresado de la Universidad en Londres de apenas 24 años, miraba hacia la oficina donde el jefe de estación había encerrado su equipaje y suspiraba por el abrigo de lana que llevaba entre sus posesiones. Pero cuando el jefe de estación le lanzaba una mirada, en vez de solicitar acceso a su equipaje, el joven Indio desviaba la mirada como solía hacerlo cada que alguien lo interpelaba.

Y en esa noche, en la tez oscura de Gandhi aun se adivinaban rastros del bochorno que había pasado hacia unas horas y que el joven abogado no estaba dispuesto a repetir.

De hecho, la timidez extrema era lo que había traído a Gandhi a Sudáfrica: Mohandas había pasado el primer año de su vida profesional batallando por encontrar un cliente. Era difícil ser abogado cuando su voz y aplomo le abandonaban apenas pensar que debía hacer un discurso o litigar en público (casi tan complicado como ser político mudo). Con una creciente familia que alimentar (pues Gandhi estaba muy lejos aún de hacer sus votos de castidad) y, toda vez que la chamba era tras bambalinas, Gandhi aceptó la oferta de uno de sus parientes para fungir de asesor legal de sus empresas en Sudáfrica.

gandhi_wheel_xlargeRecién desembarcado en el puerto de Durban, el joven egresado del Inner Temple de Londres hizo lo más natural del mundo: comprar un boleto de primera clase en el tren Durban-Pretoria. Lo que el futuro Mahatma ignoraba era que, en el rígido sistema de apartheid, su color de piel lo excluía del gozo de sus plenos derechos. Y uno de esos derechos era viajar en primera clase.

Por suerte o prudencia nadie objetó la presencia del joven de color hasta la mitad del trayecto cuando un supremacista racial abordó el tren y descubrió al “kaffir” (negro) en su compartimento. Airado, el Afrikaaner exigió a Gandhi usar uno de los vagones de tercera donde viajaban los de “su color”. En ese momento, algo extraordinario ocurrió al interior de Mohandas: violentando su primer instinto de obedecer y huir, el joven que muchos tenían por cobarde plantó cara y dijo “No”.

De nada le sirvió  aquel primer acto de rebeldía: en la siguiente estación -Pietermaritzburg- al buen Gandhi me lo pusieron de patitas en la calle con todo y sus bártulos con la opción de viajar en tercera o quedarse varado en el medio de la noche.

 Bajo la tutela del jefe de estación y la policía, Gandhi  eligió lo segundo y fue escoltado a la sala de espera de la estación de Pietermaritzburg.

Esa noche del 7 de Junio de 1893 ocurriría una de las más prodigiosas metamorfosis de la historia humana: la lastimosa y tímida larva llamada Mohandas Karamchand Gandhi rompió su crisálida de timidez y falta de aplomo para convertirse en uno de los hombres más valientes de la Tierra: el Mahatma Gandhi.

Pero, como dicen sus biógrafos, la metamorfosis de Gandhi no fue producto de un encuentro con el destino, sino una decisión deliberada.

Mientras el sol alumbraba la estación de Pietermaritzburg, Gandhi formuló el credo que lo guiaría a la lucha no violenta por la independencia de la India: La Ahimsa (No Violencia) y la Satyagtaha (Decir la Verdad). Pero no menos importante sería la canción basada en un poema de Tagore con la que, en adelante, Gandhi iniciaría sus días:

Hindu_M_Gandhi_walkingCamina solo, camina solo.

Aunque nadie te siga o te escuche,

Camina solo.

Aunque nadie responda a tu llamada,

Camina solo.

Aunque oscura sea la noche y 

El camino transcurra por un espeso bosque,

No te rindas, camina solo.

Sigue adelante, camina solo.

Aunque Gandhi pocas veces en su vida caminó solo, pues a donde iba la multitud lo seguía, su disposición a no esperar a nadie,a lanzarse a hacer lo que debía realizar sin esperar apoyo, ni compañía, ni respaldo es lo que le convirtió en un parteaguas en la historia reciente de la Humanidad. 

Y digo esto porque, ¿cuántos de nuestros mejores planes y proyectos se nos han quedado en el tintero, a la espera de que las 419158_10152096807080942_983311465_ncircunstancias cambien, que los astros nos sean propicios, que nuestra pareja nos acompañe, que nuestras amigas se desocupen, que nuestros hijos crezcan,que  el jefe se distraiga y todo ese largo etc de excusas que nos sacamos de la manga a la hora de poner manos a la obra?

Con Gandhi, hay que aprender a caminar solos, a seguir nuestras intuiciones, a ir por esos caminos que sólo nosotros podemos ver, a no esperar que nuestro camino sea el de los demás porque como dijo Robert Frost: “Tomar el camino menos transitado es lo que hace toda la diferencia en nuestras vidas”.

7 responde a “Camina Solo”

  1. Claudia tu articulo me viene como anillo al dedo o como dice mi mama, como pedrada en ojo tuerto 🙂 Gracias! Me llevo la frase de Frost:“Tomar el camino menos transitado es lo que hace toda la diferencia en nuestras vidas”.

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    1. Peggy, pues espero que le hayamos atinado al tuerto y no al bueno porque entonces si, ya valimos!!! Ja, ja. abraxo y buen fin para ti…

      Claudia

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  2. Avatar de Carmen Garcidueñas
    Carmen Garcidueñas

    Caminemos pues o mas bien a caminar Carmen… a descubrir caminos y a divertirnos al hacerlo, en toda la extension de la palabra. Saludos con cariño Claudia.

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    1. Igual para ti, Carmen! Muchos, divertidos e interesantes caminos!

      Claudia

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  3. Avatar de Ruth Rizo Dewet
    Ruth Rizo Dewet

    Claudia, me gusta mucho tu artículo, me queda bien para los proyectos de este año… Así que ni hablar, moviendo el bote y a caminar!

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  4. Avatar de R. Eduardo Caccia M.
    R. Eduardo Caccia M.

    Sí venimos solos y desnudos, caminemos solos; ya que probable y posiblemente nos iremos solos y sin nada. Pero nunca estaremos solos, siempre estaremos con nosotros mismos. Un solitario abrazo.

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  5. Claudia, que maravilloso articulo, gracias por el, me muestra la valentia que hemos de tener cuando se presente la oportunidad del cambio, de salir del ensimismamiento comodo que el temor nos ofrece.
    Un nuevo camino llega a mi vida!!! Gracias
    Graciela

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