Los científicos –que han de ser los seres más ociosos del planeta- no dejan de sorprendernos con sus geniales ocurrencias. Son como niños chiquitos: ven lo que todo mundo ve, pero se les ocurre lo que nadie más había pensado. A últimas fechas a un grupo de estos seres ociosos (en el sentido griego de la palabra) radicados en Australia y Alemania, se les ocurrió buscarle un uso médico a las babas de murciélago.
Si, leyeron bien.
Tal parece que a algún fan de Drácula con formación científica, se le ocurrió que al vampiro de Transilvania no le gustaban los tacos de moronga, sino la sangre fresca y decidió investigar el asunto. Lo que encontró fue tan sorprendente como lógico: la saliva de los murciélagos (desmodus rotundus) tiene propiedades anticoagulantes para evitar que la sangre de la víctima se haga costra durante el proceso digestivo.
Así pues, según reporta la revista Stroke de la American Heart Association en su página web (www.ahajournals.org), a los galenos de la Universidad Monash de Victoria, del Instituto de Neurociencias de Melbourne y del Centro de Investigaciones PAION GmbH de Berlín, se les ocurrió inyectarles baba de murciélago a ratas de laboratorio que presentaban los síntomas de los pacientes de embolia. Como era de esperarse, los coágulos que obstruían el flujo de la sangre al cerebro de los roedores se diluyeron notablemente, abriendo nuevas esperanzas a la medicina y un área de investigación prometedora para la curación de un padecimiento, hasta ahora, incurable.
Evidentemente no es cosa de echar las campanas al vuelo, pues a este baboso descubrimiento le falta mucho tramo por recorrer: experimentación concluyente, análisis de efectos secundarios, pruebas en monos, certificaciones para su consumo y uso en seres humanos. Pero, por lo pronto, a una sustancia completamente inútil como la saliva de murciélago, ya alguien le encontró algún beneficio y utilidad.
Aquí en México, donde nos encantan los pasatiempos inútiles y nuestro establishment científico lleva años intentando descubrir el hilo negro y el agua tibia, deberíamos fijar una prioridad semejante. Sólo que en vez de trabajar con saliva de murciélago, el Sistema Nacional de Investigadores, la UNAM y/o la CONACYT deberían enfocarse a hallarle alguna utilidad práctica a la sumamente abundante, totalmente inútil y francamente perniciosa saliva de candidato (y precandidato) a un puesto de elección popular.
Porque definitivamente, si algo nos sobra en el País (y hasta producimos un superávit cada tres años) es saliva política. Y, a la fecha –más allá del derroche de dineros públicos- nadie parece haberle encontrado un beneficio tangible para los mortales. Con las campañas del 2012 a la vuelta de la esquina ya estarían nuestros cerebros científicos maquinando qué bebeficio le pueden sacar a las babas de tanto vampiro político que nos ronda la yugular nacional.
© Imagen: JLplusAL, Flickr
¿Sustancia completamente inútil? el hecho de que no conozcamos su utilidad, no significa que algo sea inútil; hay tantas cosas que desconocemos.
Por lo que hace a los políticos, diputados, senadores, etc. si, ya sabemos de su inutilidad, la hemos comprobado, pero seguimos votando. Un saludo.
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Pues yo no sé tú, pero eso de “seguimos votando” me huele a manada… Yo llevo un rato anulando el voto, no estoy segura que eso vaya a hacer retemblar en sus centros la tierra pero al menos comunico que no hay forma de hacer una buena elección si todas las alternativas están pa’l monte…
Saludos!
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