Dice el gurú de la creatividad Edward de Bono que “la actividad más significativa del cerebro es el humor”. Curiosa observación de alguien que lleva más de medio siglo estudiando el cerebro humano y sus afanes. Supongo que el humor es un buen lugar para tratar de determinar lo que nos hace humanos: después de todo, el humor no procede de los 10 mil genes que compartimos con los bananos o los moluscos. Al menos a mi nunca me ha tocado ver a un plátano o a un camarón reírse a carcajadas.
Ahora bien, que De Bono tenga al humor en tan alta estima no responde a su gusto por los chistoretes y “comedias” de Televisa, sino a la tesis de mi compadre Aristóteles que dice: “la naturaleza no hace nada sin un propósito”. O sea, si los seres humanos tenemos la facultad de la risa es por algo. Y para De Bono ese “algo” es la creatividad.
Y es que el humor es, ni Marx ni menos, que la capacidad de la mente de pensar en estéreo: percibir la realidad, su lógica y hechos mediante el hemisferio izquierdo, y ver también lo que no es evidente: el potencial, las posibilidades, las conexiones que se logran sólo mediante la distorsión de la fantasía y el vuelo de la imaginación propios del hemisferio derecho. Por eso a la gente creativa le decimos “loca”: su mirada se pasea por la realidad que todos tenemos enfrente, pero no ve lo que todos vemos. No ve los hechos, ve las posibilidades.
Eso mismo hace el humor: el chiste nos hace reír precisamente porque la conclusión viola la lógica, es inesperada. Y por eso es “la actividad más significativa del cerebro” según De Bono, pues implica vida cerebral (¡Eureka, no somos zombies, hay vida inteligente en este planeta!). El humor revela que nuestro cerebro no es un perico amaestrado ni una supercomputadora llena de datos sino un órgano capaz de procesar información sin seguir reglas.
Y aquí se revela la importancia del Mito # 2: La Lógica no es el Pensamiento: porque el ser humano es capaz de pensar no sólo bajo la férrea modalidad de la lógica, sino del absurdo, de la creación, del humor, del “que pasaría si…” El humor revela que nuestra mente capaz de tomarse libertades (¡salud!) con la realidad, hacer con ella todo tipo de malabarismos y ser flexibles mentalmente (cosa que la lógica por su misma estructura no deja).
No por nada se ha dicho que lo primero que pierde un fundamentalista es el humor: carece de la capacidad de divertirse con lo que hay, de jugar libremente con la percepción, de tomarse la libertad de ver las cosas desde otro ángulo, de otra manera. Y como muestra ahí les van las palabras del Ayatola Khomieni -uno de los padres del fundamentalismo islámico- sobre el humor: “Alá no creo al hombre para la diversión. El fin de la Creación es poner al hombre a prueba a través de la dificultad y la oración. No hay bromas en el Islam. No hay humor en el Islam. No puede haber alegría y diversión en lo que es serio.” ¡Pobre Ayatola! Deseo de todo corazón que Alá que es compasivo y misericordioso (dice el Corán, a mi no me consta) allá en el Paraíso islámico le haya dado 72 vírgenes jocosas para que le enseñen a reír.
Pero al margen de cómo se la esté pasando Khomeini en la eternidad, el caso es que el humor es el umbral del pensamiento humano. Porque nuestra habilidad de pensar en estéreo, de combinar lo objetivo con lo subjetivo es lo que nos permite inventarnos proyectos, “sentir” empatía con otros seres (¿qué es la empatía sino un acto de la imaginación?) y, en última instancia, ser personas: únicos, irrepetibles, originales (o, como diría el argentino: senshillitos y hechos a mano, ché).
Muy bien por el buen humor, pero ¿y el mal humor?. Un saludo
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Hola Ed, Estamos hablando de humor en el sentido de agilidad mental no de estados de ánimo (estar de buenas o de malas). Saludox
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Excelente reflexión, Claudia (quiero decir que me hiciste reflexionar; espero haberlo hecho adecuadamente; y por cierto: ¿cómo podría saber si estoy reflexionando “correctamente”?).
No te había agradecido por las recomendaciones sobre cómo saber más sobre la creatividad. Ahora, aunque algo tarde, lo hago: Muchas gracias.
Hablando del tema del humor, ¿estará relacionado con lo que Heidegger llamaba “el tono” o “el temple” de ánimo, lo que entiendo como ponerse “en armonía” con el mundo para comprenderlo mejor y en ciertos momentos desatar la creatividad interior? ¿O más bien necesito volver a tus clases para entenderle mejor al Martin?
Saludos
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