Ah, dirán mis perspicaces lectores: ya la regó desde el principio. Puso Decálogo del Budo en vez de Decálogo del Buda.
Pues no, no voy a recetarles aquí los 10 Mandamientos de Siddhartha Gautama (que, para empezar no son mandamientos y además sólo dictó 8). Si puse “Budo” es porque esta semana inició el Año del Dragón de Agua en China y si mis dos lectores son como yo (Occidental hasta el punto de no saber comer con palillos chinos), estoy segura que arrancaron el año con paso de pura sangre y ya para estos momentos llevan trote de garañón cansado.
Aunque tuvimos muy buenos deseos de cambiar, lo cierto es que estamos abrumados por la realidad, demasiado ocupados para dedicar el tiempo y esfuerzo que requiere salir de la zona de confort, o de plano sobre-estimamos nuestras capacidades y nos planteamos metas muy altas.
No desfallezcan: es aquí donde resulta sumamente conveniente contar con dos años nuevos -el nuestro y el de los Chinos- y usar la filosofía del Bu-Do o “Camino del Guerrero” para retomar impulso ( y si no, siempre podemos hacer lo que los gringos: dividir el año en cuartos y empezar en Marzo. El chiste es seguir intentando o, como dice el proverbio oriental: No importa si te caes 7 veces, siempre y cuando te levantes 8).
Nacido en el monasterio Shaolin en las montañas de China, el Bu-Do o Camino del Guerrero es algo más que una filosofía de las Artes Marciales (Banzai, Mr. Miyagi!); se trata de un estilo de vida que busca lograr el ideal de Shibumi “perfección discreta” o “elocuencia callada” en todo lo que hagamos.
Y es que a diferencia de la perfección Occidental basada en el intento de conseguir muchas cosas simultáneamente y presumir TODO lo que estamos haciendo (este 2012 voy a bajar de peso, ahorrar, ser amable con el prójimo, aprender cosas nuevas, practicar meditación, leer más, etc, etc, etc), la perfección Oriental se basa en concentrarnos sin aspavientos en una sola cosa, trabajarla a fondo hasta dominarla, y solo entonces pasar al siguiente “propósito”.
El Guerrero, dice el Hagukare de los Samurai, no intenta abarcar mucho (y apretar poco) sino que se concentra en lograr maestría en una sola cosa y, “una vez que ha logrado dominar los hábitos y prácticas de un arte, se dedica en cuerpo y alma a cultivarlas hasta que se le puede llamar Maestro de ese arte. Solo entonces se permite aprender un arte nuevo”.
O sea, para hacer grandes cambios en la vida, en vez de andar como la mariposa -de rosa en rosa- porque “esta no me funcionó”, “para aquella no tengo tiempo”, “ese método no era para mí”, “ahorita no es el momento”, el Budo (y curiosamente también Aristóteles) nos pide clavarnos en un único propósito hasta cumplirlo y dominarlo.
Uno solo.
Suena paradójico como todo lo Oriental, pero funciona: Tratando de hacer menos, hacemos más.
Así que hay les va el “Decálogo del Budo” para que su año vuelva a agarrar alas (y si no, siempre pueden tomarse un Red Bull que, si le creemos a sus anuncios, Te da alas).
1.- Elige una sola meta y persíguela sin admitir excusas (Obsesivos-compulsivos he aquí vuestra oportunidad de convertir su padecimiento en una gran virtud!)
2.- Practica todos los días con intensidad y recuerda: las batallas de mañana se ganan practicando hoy, hoy, hoy (Fox dixit).
3.- Practica para asegurarte que tu mente, cuerpo y espíritu estén a la altura de tus sueños (o sea, si te planteaste correr la maratón no flojees en el entrenamiento; si te planteaste crear tu negocio, usa tu tiempo libre para aprender del ramo; si te propusiste ser sabio… good luck!).
4.- Encuentra Kokoro -tu espíritu indomable- y no le saques la vuelta al desafío (nada de hoy no tengo humor, mejor empiezo el próximo Lunes).
5.- Haz lo que decidiste al margen de cuánto te cueste (quedaste de salir a correr a las 6:00 AM? Corre. Y la próxima vez escoge tus metas con más cuidado). No lo intentes, hazlo. Como dijo Yoda: Do or do not, there is no try.
6.- Gnothi Seautón: Conócete a tí mismo. Ponte metas realistas pero que te hagan crecer y, sobre todo, que sean cosas que a ti te interese lograr (no a tu pareja -quiere que sea flaca- o a tus hijos, o a tus papás o a tus cuates. A TI porque TÚ eres quien va a tener que ganárselas a pulso y es muy difícil ser constante si algo no nos interesa realmente).
7.- Divórciate del miedo al fracaso. Las únicas personas que jamás fracasan -decía Roosevelt- son aquellas a las que se les va la vida en criticar a los que intentan, pero ellos mismos jamás hacen nada. No seas un espectador criticón más: el mundo ya tiene suficientes. Lo que necesitamos es fracasos épicos porque esos son los que llevan a éxitos admirables (si no me crees, us ala Ouija y pregúntale a Steve Jobs).
8.- Hookah Hey: Vive hoy como si fueras a morir en la madrugada de mañana. Haz lo que decidiste con excelencia. Hookah Hey, decían los Indios Americanos, “Hoy es un buen día para morir!” porque he aprovechado todos y cada uno de los días que le precedieron (y no es mera teoría, no se te olvide que eventualmente un día le vas a atinar).
9.- No compitas con los demás, busca el “camino sin huellas”: camina más lejos de lo que tú mismo caminaste ayer, llega a donde nunca has llegado, sobrepasa cada día lo que hiciste el anterior.
10.- Persigue la excelencia discreta del Maestro en todas tus acciones, actos y palabras. Recuerda lo que dice el Tao: la sencillez distingue al Maestro.
¡Feliz Año del Dragón de Agua!
Gracias Claudia, tu artículo me brinda una segunda oportunidad para mis propósitos, te sugiero (ruego) cambies la palabra longevo al mencionar entre tus ídolos a Steve Jobs , era una semana más joven que tú servilleta…………por cierto, doble pésame por él y Havel.
Un feliz doble año nuevo
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Hola, Raúl! A fines del año pasado que se me murieron mis dos Chanocs vivos pensé quitarle el adjetivo “longevo” pero decidí que no porque no son longevos por lo que ellos vivieron, sino por lo que me ha durado la admiración por ambos (y mira que a mi los zapatos me duran más que los héroes!) Mando Abraxo y mis mejores deseos para este 2012.
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Gracias por la inyección de ánimo, Claudia, es verdad que a estas alturas del primer mes del año nuevo no hallo bien a bien en dónde concentrar mis energías. Eso de tener dos años nuevos me pareció excelente. El reto que planteas de aferrarse a un solo fin y obsesionarse por alcanzarlo a como dé lugar, es un desafío que de pronto me parece insuperable (por mi mala costumbre de querer hacer mil cosas a la vez). Con esos 10 mandatos que describes y resumes tan maravillosamente me impondré la meta de seguirlos para por lo menos, como bien lo dices, alcanzar aunque sea solo una meta que sea en verdad valiosa….Ya te platicaré…Gracias “one more time” por el gran tip y feliz año del dragón.
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Que la Fuerza del Dragón te acompañe (yo también ando tratando de “podar” las mil cabezas de la Medusa ocupacional para quedarme con solo una para avanzar en algo que valga la pena). Abraxo doble,
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Un Décalogo muy útil, qué bueno que compartes tus hallazgos filosóficos con nosotros. Usualmente hay una proporción inversa entre la cantidad de cosas que tengo en la cabeza y la cantidad de cosas que realmente hago, porque casi siempre estoy manipulada por lo urgente y lo más sobresaliente. Gracias por la reflexión, una pregunta ¿cómo dominar la distracción? para no perder el enfoque.
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Lo voy a pensar… cuando me pueda concentrar! 😉
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Hola Claudia. Me encantó lo del Decálogo, pues son consejos que me ayudan a poco a poco ir llevando los propósitos en una dirección. Gracias por tu sabiduría y sobre todo por ese humor que te caracteriza y que me encanta de tí. Quien dice que los sabios e intelectuales no pueden ser divertidos!!! He aqui una muestra. Además…Gracias por tu sencillez! =)
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No pos ya hasta chapetitos me sacaste (y me recordaste el dilema del pobre Lysis en el Diálogo de Platón que lleva ese nombre!!! No te apures, ya lo veremos cuando lleguemos al “Divino Platón” en el curso). Abraxo!
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