El próximo Domingo inicia el Año Nuevo Chino, y el 2013 es el Año de la Cule…bra, lo que nos da a los desidiosos, perezosos, indecisos e inconstantes (o sea, a los Cule…bros) la oportunidad de lamentarnos -una vez más en el lapso de un mes- el no haber logrado nuestras metas.
Es una oportunidad que no debemos perder. Nada mejor que la víspera de un Año Nuevo (aunque sea el Chino) para hacer un recuento de lo lejos que estamos de nuestro ideal.
De hecho, el gurú de los atletas -Jerry Lynch- nos anima a aprovechar este tipo de fechas para confeccionar un “lamentómetro” personal: una lista de las 5 cosas que nos hubiera gustado lograr en el año que termina y que -por angas o por mangas- nomás no logramos.
Ya con el lamentómetro en mano, hay que pensar qué actividades cotidianas o semanales podemos realizar para que esos sueños frustrados no vuelvan a aparecer en la lista el próximo fin de año (mismo que, según mis cálculos es el 11 de Abril: Año Nuevo Hindú, seguido del 4 de Septiembre del Año Nuevo Judío y el 3 de Noviembre del calendario Islámico).
Como ven, tenemos muchas oportunidades para reciclar este ejercicio así que no hay excusas, porque esencialmente cada día es fin de año o, lo que es lo mismo, cada día es una nueva oportunidad de hacernos propósitos o retomar los que ya rompimos.
¿Sirven los propósitos?
De hecho, esta es la razón por la cual a muchos de nosotros no nos funciona eso de hacer propósitos: los hacemos a principios de año y ni nos volvemos a acordar de ellos los 364 días que siguen.
Y claro que, como toda fantasía, el propósito se disuelve al contacto con la realidad.
Porque un propósito es apenas la tímida expresión de un deseo al que, para hacerse realidad, aún le faltan 2 elementos cruciales: un plan y la creación de los hábitos necesarios para realizarlo (¿por qué creen que el proverbial Genio concede tres deseos? Para ver si a alguien se le ocurre pedirle un deseo, un plan y un hábito).
O, como ya dijimos aquí, en vez de proponernos “bajar de peso” el primero de Enero, hay que decir a diario “voy a caminar 10 minutos hoy” (entre más modesta la meta, mejor). Y luego llueva, truene o relampaguee, caminar esos 10 minutos.
De 21 en 21
Los expertos no mienten. Desde Aristóteles (s 4 A.C) hasta Charles Duhigg (s. 21 A.D), todos concuerdan: si repetimos una conducta al menos 21 días seguidos, creamos un hábito. Y ya con el hábito en mano, le podemos subir al plan: de 10 a 15, 20 ó 30 minutos.
Cuando una de las 5 cosas del lamentómetro esté encaminada, nos enfocamos en la segunda. Una por una, de 21 días en 21 días, vamos creando un estilo de vida que nos ayude a lograr lo que queremos en la vida.
Y en algún momento, con pequeños avances diarios lo que se veía imposible (leer 12 libros, hacer ejercicio, escribir una novela, ahorrar más, correr una maratón, meditar una hora, dejar de quejarnos, etc) se convierte en una realidad.
Por mucho que le busquemos y por mucha crema que los “expertos” le pongan al taco, el cambio personal no tiene más ciencia y secreto que hacer un propósito, respaldarlo con un plan y crear los hábitos necesarios para lograrlo.
Feliz Año de la Cule…bra!!! What’s YOUR excuse?
ya con esta entrada espero que no tenga ninguna maextra 😉 ¡no more excuses! ¡gracias como siempre!
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Muchas gracias, por tus regalos, siempre muy valiosos
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