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Quimeras. Pegasos. Sirenas. Aves Fénix. Unicornios. Esfinges.

Seres fantásticos, híbridos todos

Pero, ¿son simples productos de una imaginación sobre-estimulada o se trata de seres reales extintos a fuerza de la voluntad humana de homogeneizar todo en categorías límpias, puras, sin problemáticas?

Los creadores de este blog (el Espíritu Santo y su servilleta) creemos que el hipografo, la salamandra, el grifón, el basilisco y demás seres que hoy viven sólo en la literatura fantástica (y la mente de alguno que otro chiquillo perspicaz) alguna vez fueron reales y habitaron el vasto, exótico y diverso Zoológico de Yahvé.

Quizá, como dice Julian Barnes en su magnífica “Breve Historia del Mundo en 10 y Medio Capítulos” estas bestias que hoy calificamos de “míticas” fueron las primeras víctimas de la manía humana de catalogar especies en categorías puras.

La existencia de seres sui generis, impuros o híbridos siempre ha amenazado el estrecho cajonero mental de los ortodoxos. Nomás pregunten a cualquier bully a quien escoge joder primero: al rarito física  o mentalmente ( el cuatro ojos, gordito, bizco, el tímido, el imaginativo, el introvertido, ¡Lotería!).

Pero si el Viejo Magnífico de Sabines (Dios) es Omnipotente, ¿por qué limitarlo a crear el minúsculo menú de cosas que los ortodoxos y los bullies iban a aprobar?

¡Qué falta de imaginación atribuirle al Creador la incapacidad de idear un caballo volador, una mujer-pescado o una ardilla alada con  cuernos!

¿Qué perversa necesidad de seguridad íntima nos hace querer que todo mundo sea como nosotros, fácilmente accesible a nuestro enano entendimiento?

¿Por qué -pregunto- negar el derecho a la existencia del can de dos cabezas, la serpiente emplumada o el gallo de cuatro patas con cola de víbora? (Y en ese mismo orden de ideas, ¿¿¿por qué escatimar a los negros, amarillos, gays o excéntricos su derecho a mostrarse como son??

¡Fenómenos y seres malditos!, grita la especie dogmática.

¡Exuberantes creaciones, dechados de imaginación!, exclama la mente abierta.

Y esa misma lógica rige nuestra perspectiva cuando pensamos que las cosas “han de ser” de cierta forma: la educación aburrida, la política seria, el pensamiento reñido con el humor, la religión un asunto dejado a los adustos fundamentalistas.

Nuestra dogmática especie siempre anda buscando que las cosas se adapten a los estrechos confines de nuestra visión y alma.

Pero si fueramos más imaginativos quizá nos acordaríamos del consejo de aquellos otros híbridos del espíritu -los Gnósticos- que, ante la marea de dogmatismo que los rodeaba aconsejaban: “Ensancha el alma para dar cabida al Misterio, no encojas el Misterio para que quepa en los estrechos confines de tu alma”.

Y es que, en efecto, nuestras filosofías, teologías, hipótesis, ideologías y credos se quedan cortos cuando intentamos abarcar la riqueza de todos esos seres raros -humanos y no tanto (Lady Gaga incluída)- que habitan en el grandioso Zoológico de Yahvé.

Este blog es un intento de hacerle justicia a esa diversidad original de la realidad; de recuperar el asombro, la risa, la duda y la simple capacidad de admirarnos ante la ingente riqueza de la existencia emanada de algún ser Superior o evolucionada a partir de moluscos unicelulares y simios.

Al final -contra los fundamentalistas- no importa de donde venimos o a dónde vamos: de lo que se trata es de recordar aquellas sabias palabras de Herbert Spencer y no confundir el humor con la frivolidad, ni creer que la seriedad es ipso facto profundidad. La vida es demasiado magnífica para caber en nuestras diminutas categorías mentales.

La vida es el exótico espectáculo del gran Zoológico de Yahvé.

DOGMÁTICOS, AMARGOSOS Y DEMÁS BUITRES PANTEONEROS ABSTENGÁNSE…

ESTE PRODUCTO PUEDE SER NOCIVO PARA SU DIMINUTA MENTALIDAD…