Contra la Anestesia

Dice mi buen amigo Martin (Heidegger) que el estado de ánimo más común entre los seres humanos es el aburrimiento. Y no es un aburrimiento de ratitos, sino un aburrimiento existencial que deriva de haber perdido nuestra capacidad estética.

Y antes de que algún trasnochado me diga que él si vio la Miss Universo y recibió su dosis de estética (o taco de ojo) ante ayer en la noche, hay que aclarar que cuando Marty se refiere a la “estética” no se está refiriendo a las curvas 90-60-90 de las concursantes, sino a la capacidad de asombro del ser humano.

Y es que resulta que “estética” viene del griego aiesthou -que significa asombrarse o admirarse- y, por lo tanto, cuando Marty dice que hemos perdido la capacidad estética no está juzgando la moda, los peinados o el arte moderno; está advirtiendo que hemos perdido nuestra capacidad de asombrarnos ante el misterio de la existencia.

Y esa pérdida también tiene nombre en el mundo griego: An-aiesthou o, en cristiano, anestesia. Vivir con los sentidos dormidos, ser incapaces de asombro, aburrirnos de vivir es, literalmente, vivir anestesiados, con la mente y sentidos dormidos.

Todos en algún momento nos sentimos así y si no me creen a mí (que no soy Iglesia para andar pidiendo que me tengan fe) échense un clavado en Internet y vean que después del Viagra, el Prozac es uno de los términos de búsqueda más populares.

Pero el Prozac, no es por mucho el mejor remedio al bostezo existencial porque se queda en aliviar los síntomas y no en remediar las causas. Las causas, dice Marty, son nuestro estilo de vida moderna basada en el “entretenimiento”, la prisa, la productividad y el consumo.

Así que para levantarnos de la anestesia o, lo que es lo mismo, recuperar nuestra capacidad de asombro, no está de más echarle un ojazo a la “Breve Guía para la Vida” que Leo Babauta ha publicado en su blog Zen Habits:

Menos TV, más lectura

Menos shopping, más contacto con la Naturaleza

Menos cachivaches, más espacio

Menos prisa, más deliberación

Menos consumo, más creación

Menos comida chatarra, más fruta

Menos activismo, más impacto

Menos andar en auto, más caminata

Menos ruido, más solitud (a diferencia de la soledad, la solitud es elegida y enriquecedora, no impuesta ni aislante)

Menos enfoque en el futuro, más presencia aquí y ahora

Menos trabajo, más juego

Menos ceños fruncidos, más sonrisas

2 comentarios

  1. Es asombrosamente simple admirarse cada día, admirando los milagros de la naturaleza, desde despertar y sentirse vivo, hasta el gozar por una flor que empieza a mirar el mundo abriendo sus petalos, o comiendo un ¿simple? platano y pensar que no hay nada igual a esa textura y todos esos olores que saturan nuestro olfato invitandonos a descubrir de donde vienen. Hay muchos, muchisimosmotivos por los que asombrarse, tantos que me asombra mi incapacidad de abarcarlos a todos. Un asombroso saludo.

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    • En efecto, Ed. Desde el olor del cafecito a los cuervos heliodoros que ven la partida del Sol, al hecho mismo que exista el día y la noche y, por encima de todo, la conciencia que nos hace advertir esto y más, nuestro mundo y existencia son increíbles. Basta cultivar la receptividad para no parar de asombrarse en cada momento o, como decía Bobby McFerrin (aquel que cantaba “Don’t worry be happy”): Life is full of simple pleasures,
      Abraxo asombroso y asombrado,
      Claudia

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