Proyecto 10x

No sé si a ustedes les haya pasado: un buen día abrimos un cajón y -como la caja de Pandora- nos escupe un sinfín de triques, papeles, trapos y chucherías que ni idea tenemos a qué horas llegaron ahí. Cerramos el cajón de golpe y,  al cabo de unos días recobramos el valor para volver a asomarnos al susodicho cajón con la esperanza de que las horas hayan disuelto por si solas el problema. Desgraciadamente, como el proverbial dinosaurio de Monterroso, cuando volvemos a mirar, el chochinero sigue ahí.

Nos resignamos y hacemos una nota mental de dedicar algunas preciosas horas del weekend a desentilichar el cajón (o, lo que es lo mismo ver qué sirve y que podemos tirar para hacer espacio en nuestras cosificadas vidas). Y claro que si damos un vistazo a nuestro alrededor nos damos cuenta que el problema no se limita al cajón: el escritorio, los libreros, las cómodas, el closet, las estanterías de la cocina, el garage: todo documenta nuestra pasión de atesorar cosas.

Algunas son útiles, otras -plumas sin tinta, juguetes descartados, libros que no vamos a leer, ropa que ya no nos queda, folletos de viaje-, no.

Y es aquí donde entra el Proyecto 10x, mismo que supone “deshacernos” de algunas de las cosas que ya no necesitamos y que, sin embargo, ocupan espacio y energía en nuestras vidas. El reto es “deshacerse” de 10 cosas (10x) cada semana hasta que nos quedemos con lo esencial, lo necesario, lo que realmente usamos y nos sirve.

Cada quien decide que son esas 10 cosas de las que puede prescindir esa semana: pueden ir desde la moto que se oxida en el garage hasta el taponcito de la pluma que nos regalaron cuando nos graduamos de kinder, desde el peluche que acumula polvo en un rincón al pantalón que ya ni con chochos milagrosos volverá a entrarnos (de veras que los humanos guardamos cada cosa por puro afán de que no muera la esperanza!)

Lo importante es que no pase una semana sin que nuestro ambiente se  aligere por 10 cosas que no necesitamos. (¿Sabías que  la ley de Pareto se aplica hasta en el clóset? El 80% del tiempo usamos el mismo 20% de nuestros trapos y el 20% del tiempo usamos el restante 80%)

Y claro, me dirá alguno, hay cosas “buenas” que no se pueden tirar así nomás. De acuerdo. Por eso vengo poniendo el verbo “deshacernos” entre comillas. Porque “deshacernos” en el contexto del Proyecto 10x  puede implicar:

  • Regalar: ahora que se acerca el frío y la Navidad puedes trepar todos esos suéteres y juguetes viejos a tu carro y dárselos a los niños de la calle. No, no resolverás su problema, pero seguramente les harás un poco más leve la vida.
  • Devolver: libros, CDs y películas que te prestaron. No solo es un acto de honestidad básica, sino te deja abierta la puerta a que te vuelvan a prestar (¿me están oyendo inútiles a los que les presté algún libro? I want them back!)
  • Tirar: papeles, cosas que no sirvan ni se puedan reparar, cajitas, pomitos y demás parafernalia que almacenamos “pa cuando se ofrezca” ( que luego, “cuando se ofrece” no logramos encontrar entre el cochinero que hemos acumulado “por si se ofrece”).
  • Borrar: En la Era Digital la tendencia es almacenar links, pdfs, archivos, etc que si bien no consumen espacio físico nos distraen y, tarde o temprano, tendremos que organizar si queremos encontrar lo que queremos o, de plano, comprar un disco duro externo para seguir almacenando.
  • Donar: ropa en buen estado que no nos gustó o ya no nos queda (hay gente que la recoge y la vende a profesionistas de escasos recursos). Libros: mi buen amigo Alejandro Casarrubias tiene un magnífico proyecto de llenar México de bibliotecas con libros donados. Computadoras viejas, electrodomésticos, línea blanca, aparatos de ejercicio que nomás usamos una semana. Hay asilos, casas hogar y otras instituciones de beneficencia que les sacarían partido.
  • Vender: el aviso de ocasión, el vecino, la amiga, el MercadoLibre.com nos puede ayudar a deshacernos de cosas y sacarles una lanita en el proceso.
  •  Intercambiar: Si, como las cartitas del álbum de Hannah Barbera de la infancia: hay cosas que podemos intercambiar por otras que si necesitemos con algún conocido, familiar, o el MercadoLibre.

Entonces, no importa de lo que te deshagas, ni cómo te deshagas de él; lo importante es que cada semana -de cosa en cosa o todas juntas- aligeres tu equipaje existencial de 10 cosas que alguien más puede necesitar y/o queno te aportan tiempo y nomás te quitan tiempo, espacio y energía vital.

6 comentarios

  1. Bueno!
    Ya no me quedo con cara de what cuando oigo la palabra perestroika, con lo del tao occidental, se me va menos el rollo (creo), llevo 9 nueve días tratando de incrustarme un nuevo buen hábito… y ahora además … sin tiliches!
    Voy a terminar el año lucidita.

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    • Gnothi Seauton! Decían mis griegos, “cónocete a tí mismo” de ahí la cosa es fácil porque todos somos iguales!! No creerías la cantidad de tiliches que he acumulado en la vida, pero ahi voy, como tod@s intentando necesitar menos cosas cada día. Buen viaje!!!

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