Diogenes: Vida y Equipaje

© dedMazay - Fotolia.com
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No sé ustedes, pero yo cada que voy al aeropuerto  pienso en Diógenes de Sínope (también pienso en Leonardo Da Vinci, pero esa es otra historia…).

Recordado como el fundador de la Escuela Cínica por su  estilo de vida, Diógenes vivía literalmente como perro callejero (Cínico viene del griego kynikoi/perro).

No tenía casa, comía de la basura y orinaba las estatuas de los hombres ilustres de Grecia (de los que tenía peor opinión que yo de los políticos mexicanos, o ¿eran los maestros? Ya me hice bolas con el ranking!!).

Se enorgullecía de haber recibido de Antístines -uno de los discípulos de Sócrates- la lección más importante de la vida: “que todo lo poseído no es mío, sino ajeno y que lo único que me pertenece de manera inviolable e inevitable es mi mente”.

La Libertad Cínica

Cuando se le antojaba, Diógenes dejaba Atenas para ir a buscar el solecito de Corinto y presumía vivir mejor que el Rey de Persia, pues -sin estresarse ni cargar nada- nunca le faltaba lo imprescindible para disfrutar su estancia y era libre de vivir donde se le antojara. Su máxima filosófica era “Omnia Mea Mecun Porto” (Llevo conmigo todo lo que me pertenece).

Un día Diógenes -cuyo equipaje existencial cabía en un atillo- vió a un chiquillo tomando agua del cuenco de su mano y de inmediato estrelló su taza en el suelo exclamando: “¡Tonto de mi! Llevo todo este tiempo cargado este equipaje superfluo!”

Equipaje Existencial

De ahí que cada que vaya al aeropuerto, me acuerde mucho de Diógenes.

Digo, quien soy yo para decir cuales cosas son necesarias y cuales superfluas, pues cada quien sabrá dependiendo de su estilo de vida, lugar de destino, días que piensa pasar en el extranjero, tipo de actividades en qué va a participar, etc.

Pero aún ensanchando el criterio para dar cabida a todos estos “peros” queda en mi mente la ligera sospecha de que como imagesDiógenes, el 99.9% de los pasajeros, lleva consigo todo lo que posee (maletas, maletitas, maletones, cajas, cajitas, bolsas, mochilas…).

Nada más que, a diferencia del cínico, mucho de lo que poseemos es (o va a resultar) superfluo.

Pero allá vamos de viaje, echando el unto, el bofe y el pulmón -pagando exceso de equipaje- con tal de sentir que vamos más prepados “para lo que se ofrezca” que el capitán Scott a la Antártida.

Y ‘ay de la aeromoza que nos diga que el maletón que intentamos camuflajear como “equipaje de mano” debe ser documentado:  berrinche, pataleo, ansiedad y una muina que durará lo que dure el vuelo.

Viajar Ligero: Necesidades vs Deseos

Todo, como correctamente dijo Diógenes en el siglo cuarto AC, en detrimento de lo placentero de la experiencia de viajar ligero. Pues lo cierto es que necesitamos una muy pequeña fracción de lo que poseemos (y cargamos) para disfrutar de la experiencia.

Lo malo es que las verdades de Diógenes no aplican sólo para los viajes. Ya lo dijo Arnold Toynbee: entre más energía y atención  dediquemos a los bienes materiales, menor el cuidado y disfrute de los aspectos no materiales de nuestras vidas. O de nuestros viajes…

Desgraciadamente nuestra vida moderna parece un enorme aeropuerto, donde cada uno de nosotros lleva equipaje en exceso y pretende abordar primero para agandallar espacio para sus bártulos y que los demás le hagan como puedan. Todo por no saber separar lo necesario de lo superfluo.

Un experimento kantiano:

¿Qué tal que antes de empacar esas siete maletas nos hacemos aquella bella pregunta de Kant: ¿Que pasaría si todos hicieran lo mismo que yo? Si la respuesta es: “no cabríamos en el avión”, habría que repensar qué empacamos y, como el buen Diógenes, separar lo necesario de lo superfluo.

10 comentarios

  1. Claudita!!! Cómo extrañaba leérte! Que bueno que volviste ya, y más con este tema! Buenísimo! Quisiera ser un poco como Diógenes, aunque en la vida diaria, pues no es que viaje mucho, jaja. Quitarle un poco de peso a mi bolsa, que lejos de llevar dinero, lleva una bola de cosas ¨por si se ofrece¨, y claro… nunca se ofrecen!!! Gracias por volver!!! Lindo fin de semana largo.

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  2. Me hiciste reflexionar en el equipaje extra que siempre cargo por lo que se ofrezca y difícilmente se llega a necesitar , en lo mucho que guardo por no querer entender que sólo es un lastre. En el peso de mi bolsa llena de tonterías y que ya me tiene toda chueca y dolorida. Enhorabuena, gracias por el aporte y la reflexión. Saludos y Bienvenida.

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  3. Querida Claudia, no sabes lo agradable que se siente volverte a leer, por un momento pensé que ya te habías hartado y nos habías abandonado. ¡Qué bueno que no fue así !

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  4. Hola Claudia. Hoy leo por primera vez desde Enero un artículo tuyo. me da tanto gusto leerte, aunque no es tan rápido como antes pero es un gran avance. Te mando un besote y ya estoy lista para disfrutar tus lecturas.

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