Supongo que nomás leer el título del post de hoy y más de alguno estaría justificado en creer que, tras unas largas vacaciones, escribo esto bajo el influjo de algún alipús, psicotrópico o enervante.
Quien así piense, está -más o menos- en lo correcto.
Lo que pasa es que llevo ya un par de años “fumándome” cotidianamente una dosis homeopática de Heidegger y los resultados comienzan a transparentarse en las ideas que me cruzan la bóveda cranial (Woo-Hoo!).

Una idea para el 124 Aniversario de Herr Doktor
La idea particular que ayer -en el 124 aniversario del nacimiento de Heidegger- llegó de puntitas a mis neuronas es la aspiración de convertirme… en Jardín Japonés.
Si, leyeron bien: no aspiro a TENER un Niwa (Jardín Japonés), ni a plantar uno.
Más bien, como otros aspiran a ser ricos, o famosos, o las próximas Britney Spears o los Justin Bieber del futuro, yo aspiro a SER Jardín Japonés (a cada quien su gusto le engorda decía mi papá)
La culpa de mis sueños vegetales es de Heidegger, pues según el nativo de Messkirch, el ser humano (Dasein) es, antes que otra cosa, un espacio (Da-Sein) donde habita todo lo que nos importa (O, si lo quieren seco, duro y al hocico: eres la suma de aquello a lo que le pones atención).
Ese espacio interior (que llamamos conciencia) puede ser bodega de abastos repleta de cosas, clóset de adolescente (con todo y tenis gruyere), antro ruidoso y atiborrado de humo, bóveda de banco de donde no sale nada, refrigerador de chismes perecederos, disco duro para datos ídem, sala de cine triple X, cuarto de tiliches mentales o… Jardín Japonés.
Y de todas estas alternativas para redecorar mi interior, a mi la que más me late es esta última o, lo que es lo mismo, hacer de mi espíritu un “lugar silencioso y pacífico” (Niwa) capaz de ofrecer hospitalidad y albergar -sin manipular ni utilizar para beneficio propio- a las estrellas, las rocas, las plantas, los animales y al ser humano.
Dicho en términos de Heidegger, lo que me late es aprender a habitar esta Tierra que no solo es maravillosa (inició el Otoño!!!) sino el único hogar que tenemos.
7 Pasos para Convertirse en Jardín Japonés
Claro que como toda metamórfosis metafísica, esta de aspirar a ser Jardín Japonés no es sencilla y -aunque ya consulté a la infinita sabiduría del Internet- no hay tal cosa como “Curso Básico para Convertirse en Jardín Japonés en Tres Patadas (de Bruce Lee)”.
A lo más que llegó la base de datos de la virtualósfera fue informarme sobre los principios filosóficos que subyacen la cultura del Niwa, mismos que ahora me toca aplicar si quiero convertir mi espacio interior en uno de esos oasis de paz y tranquilidad que tan raramente nos regala el mundo moderno.
‘Ay les van cuales son esos principios, por si a algún@ le late sumarse a la aventura (nomás no se detengan a la mitad de la metamórfosis porque entonces quedarán en calidad de cucarachas como el héroe kafkiano Gregor Samsa) :
1. Kanso: Sencillez. Para ser Jardín Japonés lo primero que hay que hacer es limpiar nuestro interior, deshacernos de todo lo SUPERFLUO: eliminar los triques físicos, los rollos mentales, los lastres emocionales, las personas negativas. Quedarnos sólo con lo necesario y expresar lo que somos sin rebuscamientos ni ambigüedades (Utz, qué facilito!)
2. Shibumi: Buscar la excelencia discreta, no presumir ni darse aires de importancia, descansar en la convicción íntima de lo que somos. No buscar la aprobación de los demás sino la certeza íntima de nuestra valía. Comprender que MENOS es MAS.
3. Shizen: Naturalidad, dejar de lado todas las apariencias y falsas pretensiones. Preocuparse más por SER que por PARECER. PRACTICAR más y PREDICAR menos.
4. Yugen: Ser fuente de sugerencias profundas, no una maquinaria de Verdades dogmáticas. No querer legislar sobre la conducta ajena, sino actuar de tal modo que dejemos pensando a los demás (como la Lady Gaga: ir sembrando caras de what???!!! por la vida).
5. Dastuzoku: Espontaneidad. No casarnos con una fórmula o manera de ver y hacer las cosas, fluir con la vida, abrirnos a nuevas posibilidades y perspectivas, aprender que el diálogo solo se da cuando se está abierto a estar equivocado.
6. Wabi Sabi: Apreciar y disfrutar la vida pese a su transitoriedad, imperfección y carencias. Ver la belleza en todo lo que nos rodea. Darnos cuenta que lo importante en la vida no es la suma de actividades y experiencias que tengamos sino la INTENSIDAD que aportamos a nuestro día a día.
7. Seijaku: mantener la CALMA, abrazar el SILENCIO, regocijarse con la PAZ, tener PACIENCIA, buscar la SOLITUD. Mirar y escuchar atentamente, permitir que las cosas se nos revelen en todo su asombroso esplendor. Dejar a las cosas y a las personas ser para que nos muestren toda su íntima riqueza.
Como ven, no está fácil esto de convertirse en Jardín Japonés pero si Heidegger tiene razón, esta metamórfosis es lo único que puede salvar al ser humano y al planeta… (Luego no digan que nadie les dijo). ¡Felices 124 Herr Professor!
Querida Claudia, con Heidegger en el título, era imposible que dejara de leerlo…y a mi edad, o le tiro a ser jardin japonés o me frustro. Un abrazo cariñoso:
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Ja, ja! Pero no creo que sea la edad, sino el tiempo que nos tocó vivir que o implementamos el jardín japonés interior o nos volvemos locas!!! Abraxo!
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Excelente Claudia, un artículo de verdad inspirador.
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Gracias, Evelyn!
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Que maravilla regresar a Heidegger con toques japoneses. me recordó un poco la película del samuray en la perfección del día a día, de lo que es realmente importante. En fin, creo que se pueden hacer logros poco a poco y en diferentes áreas. hay va uno, poco a poco. Es muy importante que nos mantengas recordando lo importante.
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Así es Vicky, el aquí y el ahora, no? Al fin es lo único que tenemos. Abraxo!
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Ya extrañaba estas lectura. Completamente motivante.
Gracias.
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De nada, Ernesto. Yo también extrañaba escribir.
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Esperaba tu columna, y después de leerla, me quede frío, ya que la propuesta de conversión no se ve nada fácil.Te admiro por el nivel de conciencia que has logrado y por poner el punto y acento en lo que realmente es importante, así como de señalar la dirección para una mejor forma de vida. Me pusiste a pensar, y reconozco: somos la suma en lo que ponemos atención. Habrá que poner mucha atención a lo que le dedico tiempo y mis pensamientos, ya que comprendo que soy el resultado de esto. Agradecido.
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Muy Heideggariana tu conclusión, Francisco. Para Heidegger somos la suma de aquello que nos importa y, se supone, que eso es a lo que le dedicamos nuestra atención y tiempo. Me encanta la idea de provocar a la reflexión a través de estos “aterrizajes” de lo que la filosofía no deja de decirnos. Buena semana!
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Querida Claudia, cómo siempre un buen e inspirador artículo. A propósito de metamorfosis y de salvar al ser humano y el planeta, me recordó La Biología de la Transformación ¿Ya lo leíste? Me agradaría leer tu opinión al respecto. Un abrazo.
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Hola Ed,
No conozco la obra, pero la busco, la leo y te digo que pensé (si es que pensé…)
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Hola Claudita. Si hay alguien que podrá, estoy más que segura, si es que no lo eres ya, ser un jardín japonés, esa eres TU. El leerte siempre me inspira a buscar un lugar tranquilo, pacífico,a disfrutarte como aquel niño que ansía terminar su comida, para llegar al postre. Me has enseñado tanto, soy tan feliz, como no tienes una idea. Me has hecho ver lo maravillosa que es esta tierra con todo lo que incluye. A ver, sobre todas las cosas lo bueno, lo hermoso y sabiendo que es GRATIS!!! Normalmento no cuesta nada! Solo detenernos a sentirlo.
Claudita, No dejes de escribir, pls.
Abraxo
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Tocaya,
Pues ya te doctoraste en Filosofía Heideggariana! Nuestro amigo dice que lo bueno, lo bello y lo noble de la Tierra siempre ha estado hay, somos nosotros los humanos los que fallamos en hacerlo nuestro, en apropiarnoslo no en el sentido avaricioso de “es mío” sino en el sentido de saber verlo y disfrutarlo… ahi vamos en camino, pero a años luz de lograr ser jardincito japonés!! Te veo mañana!
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Clau-Sein, que “7 hábitos de la gente…” ni qué nada. Creo que esta guía inspirada en el maestrazo Heidegge, que nos planteas con la claridad que acostumbras, represente otro “giro copernicano” del pensamiento (eso que nos platicas que has estado descubriendo). Sólo que nomás de medio entender el esfuerzo que implicaría incorporar esos siete principios a nuestras vidas, me deja sin aliento, o sea, me produce…angustia !!!
Gracias por traducir de tan maravillosa forma lo que el genial Martin quiso decirnos en alemán. Ojalá nos sigas compartiendo tus geniales interpretaciones para aprender a pensar -o al menos intentarlo- “a la Heidegger”, aunque produzca en ciertos casos, no el mío desde luego, la caída definitiva del cabello.
Un abrazo.
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Claudia… Llegue un poco tarde a esta maravillosa reflexión… Pero a tiempo para decirte que bueno es regresar a leerte, me encanta la idea del jardín japonés, no dejes de escribir para seguir tus ideas e intentar alcanzarlas.
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